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La dicción.

Maria Felix en Doña Barbara (1943)

Una parte considerablemente importante cuando hacemos cualquier tipo de exposición es sin duda alguna la dicción. Según la R.A.E la dicción es:
“f. Manera de hablar o escribir, considerada como buena o mala únicamente por el empleo acertado o desacertado de las palabras y construcciones”.
En muchas ocasiones se toma la dicción solo desde el punto de vista verbal, sin embargo, hay que hacer notar que la dicción también involucra la escritura y por ende la lectura. Este es el hecho que justifica la existencia de los diccionarios, los cuales nos permiten conocer las palabras de manera precisa, la forma de pronunciarlas correctamente y el conjunto de reglas gramaticales que rigen el correcto uso de una lengua.
Veamos un ejemplo.
“Apenas hubieron traspasado el umbral, la puerta se cerró de golpe.”
En la oración anterior el verbo hubieron está correctamente empleado(Una forma prácticamente en desuso pero correcta). Sin embargo en la oración:
“Hubieron varios accidentes en la autopista”.
El empleo de este verbo es un error. La oración correcta es:
“Hubo varios accidentes en la autopista.”
 No se considera correcto el uso de la forma hubieron cuando el verbo haber se emplea para denotar la presencia o existencia de personas o cosas, pues con este valor haber es impersonal y, como tal, carece de sujeto (el elemento nominal que aparece junto al verbo es el complemento directo) y se usa solo en tercera persona del singular.
Con el ejemplo anterior podemos observar que alguien puede pronunciar perfectamente el verbo “Hubieron” pero desde el punto de vista de la dicción propiamente dicha, está haciendo uso desacertado de la palabra, con lo cual podemos decir que tiene una mala dicción.
De esto se desprende que todo aquel que desee comunicar un mensaje efectivo por cualquier medio, debe conocer el conjunto de normas que rigen el idioma en el cual se desea expresar. Obviamente conocer todas las palabras, normas y reglas del castellano (o cualquier otro idioma) resulta prácticamente imposible, pero si se puede tener la acuciosidad de controlar lo que se dice o escribe para no cometer errores que ponen en tela de juicio el mensaje y la credibilidad que este debe tener.
Así que la próxima vez que leas en una oración la palabra “Poyo” ten cuidado porque podría estar correctamente escrita.
En lo que toca a la dicción desde el punto de vista oral. Las cosas importantes a tener en cuenta son; conocer lo mejor posible el idioma, regular bien la velocidad a la cual se habla, cuidar la articulación de las palabras, el volumen y la entonación de la voz. Parece complicado, pero no lo es. Solo basta un poco de práctica. Normalmente los trabalenguas y leer textos de estructura compleja, dan muy buenos resultados, sobre todo cuando se trata de la unidad de pensamiento. Dicho en otras palabras; leer textos que, debido a sus giros y adornos idiomáticos, necesiten una particular atención para darles sentido. Uno de mis preferidos es Doña Barbara de Rómulo Gallegos. He aquí un fragmento.

"La llanura es bella y terrible a la vez; en ella caben holgadamente, hermosa vida y muerte atroz; Esta acecha por todas partes, pero allí nadie le teme.
(...)
Horas más tarde, míster Danger la vio pasar, Lambedero abajo. La saludó a distancia, pero no obtuvo respuesta. Iba absorta, fija hacia delante la vista, al paso sosegado de su bestia, las bridas flojas entre las manos abandonadas sobre las piernas. Tierras áridas, quebradas por barrancas y surcadas de terroneras. Reses flacas, de miradas mustias, lamían aquí y allá, en una obsesión impresionante, los taludes y peladeros del triste paraje. Blanqueaban al sol las osamentas de las que ya habían sucumbido, víctimas de la tierra salitrosa que las enviciaba hasta hacerlas morir de hambre, olvidadas del pasto, y grandes bandadas de zamuros se cernían sobre la pestilencia de la carroña. Doña Bárbara se detuvo a contemplar la porfiada aberración del ganado y con pensamientos de sí misma materializados en sensación, sintió en la sequedad saburrosa de su lengua, ardida de fiebre y de sed, la aspereza y la amargura de aquella tierra que lamían las obstinadas lenguas bestiales. Así ella en su empeñoso afán de saborearle dulzuras a aquel amor que la consumía. Luego, haciendo un esfuerzo por librarse de la fascinación que aquellos sitios y aquel espectáculo ejercían sobre su espíritu, espoleó el caballo y prosiguió su errar sombrío. "

Como podrás notar, para mantener el sentido de cada oración es necesaria una lectura atenta que valorice e interprete muy bien el pensamiento del autor. Textos como este leídos regularmente proporcionan una habilidad adicional para el practicante y hacen posible el abordaje de otros textos que presenten una densidad y una complejidad símiles. Conociendo la forma de leer este tipo de textos correctamente, no habrá complicación a la hora de leer e interpretar cualquier escrito.


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