Cómo ya lo he mencionado antes los primeros
pasos para manejar nuestra voz de acuerdo a nuestras necesidades, y no dañarla o abusar de ella, consisten en aprender la respiración adecuada, ampliar nuestra
escala tonal y realizar una rutina de mantenimiento. Sin embargo tenemos otros
cuidados que debemos considerar.
Las bebidas muy frías, los cambios de
temperatura abruptos, las prendas de vestir, la exposición al polvo o al humo,
las bebidas alcohólicas, el tabaco, el abuso del picante, el trasnocho, entre
otros, puede tener un impacto negativo en nuestra voz.
Algunos de estos factores son muy conocidos, en
otros casos el simple sentido común nos indica que elementos externos pueden
ser contraproducentes para nuestra voz. En otros casos pasa inadvertido el
riesgo, por ejemplo; en el caso de las prendas de vestir y sobre todo cuando
estamos en ambientes muy fríos, a menudo usamos prendas de lana para
defendernos de las temperaturas bajas, sin embargo la lana o tejidos similares
(la alpaca entre otros) desprenden micro fibras casi imperceptibles que pueden
entrar en nuestras vías respiratorias y ocasionar trastornos alérgicos o similares.
En otros casos, el uso intensivo de la voz sin
respetar un mínimo de calentamiento previo, puede ser desastroso. Una vez
sobrevenida la disfonía, solo queda un remedio: el reposo. Todavía existen
algunos medicamentos desinflamatorios de
aplicación local que pueden ayudar a acelerar el proceso de recuperación. El bicarbonato
suele ser de gran ayuda, sobre todo para evitar la proliferación de bacterias
nocivas en la garganta, sin embargo siempre es aconsejable la prudencia en el
uso de estos productos.
En líneas generales todo lo que pueda ser un
elemento irritante de las mucosas, garganta, etc. puede ser considerado indeseable
y para quienes dependen de su voz para ganarse la vida es altamente
recomendable tener cuidado de un instrumento tan valioso.
Comentarios
Publicar un comentario