Una de las cosas que siempre se ha dicho es que
la radio no morirá jamás. Hasta yo mismo lo pensaba hace algunas décadas atrás,
pues este medio de comunicación no solo sobrevivió, también evolucionó aun
cuando la televisión amenazaba con borrar las estaciones de radio del espectro
hertziano ganando audiencias y seguidores, gracias a ese encanto maléfico que
ejerce en un gran número de personas. Sin embargo pocos notaban el arma secreta
de la radio; su omnipresencia. Mientras que ver televisión en casa es lo más
natural, hacer lo mismo en un vehículo cuando se está conduciendo es más que
temerario, de hecho muchos países prohibieron la colocación de aparatos de TV. En
los automóviles. Esto per se ya
representaba un territorio conquistado por las radio- emisoras que difícilmente podría
invadir la caja boba. La radio siempre ofrecía la ventaja de poder ser
escuchada en la oficina, la fábrica, el supermercado y en cualquier lugar, sin
dejar de hacer lo que se estaba haciendo. Por supuesto que la tecnología le dio
una mano a la televisión cuando se redujo ostensiblemente su tamaño, y se
aplanaron sus pantallas, permitiendo así que una TV. De 40 pulgadas pudiera ser
colocada en una estación de trenes o autobuses por ejemplo, sin generar problemas de espacio y con mucho
menor peso que los antiguos aparatos. No obstante este avance, la radio
continuo siendo la líder indiscutible, Parecía que realmente era inmortal. Hasta
que llegó la internet y se crearon unos aparatos de bolsillo que toman fotos,
registran audio y video, te despiertan, te dicen que día es y que debes hacer
en esa fecha, si va llover, traen juegos, se conectan a tus redes sociales,
mandan y reciben mensajes, te buscan pareja de una noche o para toda la vida, y
hasta hacen llamadas telefónicas. Y es justo aquí donde la radio (y también la
TV) recibió un duro golpe, pues a pesar de que este artilugio de bolsillo también
cuenta con sintonizadores de radio, ya el público se dio cuenta de que con servicios
en internet de bajo costo y óptima
calidad, son ellos los que deciden cuando, donde y como ver o escuchar un
programa que les interese, una serie, la música de su agrado o una película. Y claro
con el paso del tiempo, muy acelerado por cierto, nacen todo tipo de programas
online entre ellos “el podcast”. Ya el resto de la historia lo conocemos, la
web cambió nuestra vida en todo sentido, tanto que la radio y la TV. Tal como
las conocimos, están llegando a su fin pues el principal sostenedor de ambos medios
es la publicidad y resulta evidente que los anunciantes están migrando a otros
medios más rentables y eficientes en materia de mercadeo y se da el caso que
estos nuevos medios son online. Con lo cual, a mi modo de ver, la radio tal y
como la conocimos tiene sus días contados.
En el caso del podcasting, me da la impresión de
que está subestimado, todavía hay cierto desconocimiento por parte del público,
de lo atractivo e interesante de esta sub-biosfera digital. No obstante este desconocimiento del público,
grandes titanes online como Spotify y Apple, entre otros, han visto algo en el
podcast que todavía no está bien claro. No es un secreto que los usuarios de
podcast se están duplicando año tras año, solo en México se cuentan más de 11
millones de consumidores de podcast y se estima que para 2023 serán 38 millones
los usuarios de podcast. Naturalmente que
los productores y realizadores también se están multiplicando exponencialmente,
pero hay mucha paja en el trigo, son miles los programas que se hacen solo por curiosidad,
por tener el programa de "radio" que nunca pudieron hacer o por sumar un medio más
a una campaña para generar algunos dólares, pero son miles los que no llegaran
a finales de 2020 y más pronto que tarde
desaparecerán. A la larga sobrevivirán los que verdaderamente presente
programas de calidad que logren enganchar a un grueso público y en este sentido,
los contenidos sumados a las voces,
marcaran la diferencia. Así que desde ya podemos decir RIP a la radio
convencional y que viva el podcast.
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