Si alguna vez has
tenido un refriado (y quien no lo ha tenido?) te habrás dado cuenta de cómo
cambia la voz, comúnmente se habla de voz nasal, esto se debe a que nuestros
senos paranasales están congestionados por el moco y además seguramente las partes
blandas se encuentran inflamadas. En condiciones normales estas cavidades están
libres y su estructura permite que el sonido en la emisión de la voz se amplifique. Es esta propiedad la que le da
su nombre; resonadores faciales. Existen otros resonadores por ejemplo en el tórax
y según Grotowsky, todo el
cuerpo puede resonar si se conoce el mecanismo que lo permite. Para nuestros
fines solo nos ocuparemos de los resonadores faciales y su importancia en la emisión
de la voz.
La importancia que tienen estas cavidades radica en el hecho de poder
aprovechar la amplificación que nos brindan para poder proteger nuestras
cuerdas vocales del cansancio por uso y abuso. Cuando empleamos las cuerdas
vocales de manera inapropiada y emitimos la voz conocida como “de garganta”
corremos el riesgo de quedarnos disfónicos y hasta afónicos. Además la calidad
de la voz es más elevada, los matices son más notorios y en general es más agradable cuando se emplean
los resonadores. En líneas generales siempre los hemos usado, pero de manera inconsciente.
En algunos casos se habla de personas que tienen la voz colocada de manera
natural, son esas personas que al hablar definitivamente producen un efecto
inmediato en quien las escucha. Suele decirse de estas personas que tienen voz
de locutor, aunque en mi opinión no es acertada esta apreciación, sin embargo
esto es harina de otro costal.
Para ubicar conscientemente los resonadores y apreciar su efecto debemos
realizar ejercicios como por ejemplo emitir un sonido con la letra m y la boca
cerrada y colocar nuestras manos en la frente o a los lados de la nariz, de
esta forma conocemos el sitio donde se encuentran, luego debemos dirigir
nuestra voz hacia esos puntos. Si variamos la escala tonal desde los sonidos más
bajos a los más agudos podremos notar que nuestra voz resuena desde el pecho en
los sonidos graves hasta la frente en los altos. Una de las características que
hace que nuestro discurso sea grato de oír y no canse al público o en el peor
de los casos lo haga dormir, es precisamente el uso de toda nuestra escala
tonal. Además los tonos y el volumen son óptimas herramientas para enfatizar
pasajes importantes de nuestro argumento y transmitir emociones. Con la debida
practica y en breve tiempo se puede conseguir el uso correcto de los
resonadores de manera natural, es decir que no necesitaremos pensar en ello
pues los emplearemos automáticamente.
La combinación de una buena capacidad aeróbica, su buena dosificación,
el uso correcto del diafragma y los resonadores y el entrenamiento de voz
adecuado, dará como resultado, una voz versátil, expresiva, agradable, potente,
que transmite seguridad y credibilidad. Con estos atributos tenemos una enorme
ventaja en cualquier situación donde se requiera comunicar verbalmente.
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